Debido a la alta y peligrosa concentración de uranio, la compañía tuvo que construir un búnker con paredes aislantes para evitar posibles fugas en el sótano.
"Perfectamente seguro"
El rotativo se enteró de la existencia de esta instalación cuando Albert Filo, un ex empleado de la empresa que trabajó con el reactor durante casi 20 años, mencionó el dato a uno de sus periodistas, asegurando que no había riesgo de explosiones y que se trataba de un dispositivo "perfectamente seguro".El empleado también indicó que el reactor no era mucho más grande que un frigorífico y que muy poca gente conocía tanto su existencia, como su ubicación exacta. Además, mientras el dispositivo se encontraba en funcionamiento, el acceso al búnker era fuertemente restringido.
En el 2007 Kodak decidió cerrar el reactor, por lo que las autoridades federales la obligaron a realizar planes detallados para la eliminación del uranio, que finalmente fue retirado y trasladado a una instalación en el estado de Carolina del Sur.