Una continuación tuvo la escandalosa historia del descubrimiento de que la CIA construyó y dirigió una prisión secreta en Lituania (en los alrededores de Vilnius, la capital) en donde se utilizaron técnicas ilegales para interrogar a sospechosos de actos de terrorismo.
El depuesto ex presidente de Lituania, Rolandas Paksas, acaba de declarar que la verdadera causa de su impugnación en 2004 fue su negativa de dar visto bueno a la construcción de esta cárcel, actualmente en desuso.
Paksas fue Presidente de Lituania durante poco más de un año y es el primer jefe de Estado Europeo destituido tras una acusación formal de “estar bajo una excesiva influencia de un grupo de personas” según la versión de aquellos que le destituyeron.
Según sus recientes aclaraciones, en la primavera de 2003, cuando el país estaba solicitando activamente su ingreso a la OTAN, se le acercó el entonces jefe de seguridad nacional y actual embajador en Georgia, Mechis Laurinkus, y le preguntó cuál sería la actitud del Presidente si se hiciese un favor a la OTAN en forma de admitir, de manera extraoficial, la presencia en el territorio nacional de una cárcel para presuntos terroristas. Paksas respondió con un tajante “no” y pronto se olvidó de la propuesta. Mientras, Laurinkus interpeló a la fiscalía lituana por presuntos vínculos del presidente con grupos mafiosos y el hecho terminó con el procedimiento de impugnación.
Por su parte, el ex jefe de la policía secreta admite haber conversado con el entonces Presidente de Lituania pero refuta sus otras declaraciones.
Esta cárcel de la CIA apareció casi en seguida tras la destitución de Paksas y fue uno de los centros de este tipo que se construyeron después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 (en Tailandia, Rumanía, Polonia, Marruecos y Afganistán).