Este lunes Estados Unidos, Japón y Corea del Sur celebraron un encuentro para tratar el alarmante programa nuclear de Corea del Norte, que el pasado 13 de abri realizó un lanzamiento fallido de un misil de largo alcance.
Los socios internacionales expresaron su preocupación por los planes norcoreanos y el enviado nuclear de EU, Glyn Davies, calificó de "error serio" la realización de nuevos ensayos nucleares por parte de Pyongyang.
Según Davies, en caso de producirse una provocación, como por ejemplo un ensayo, la reacción de la comunidad internacional será “rápida y segura”, tal vez con la adopción de sanciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU.
La alarma la desataron las fotos del sitio Punggye-ri (noreste) que muestran la reanudación de los trabajos de excavación en el túnel empleado para las pruebas nucleares. Esos trabajos generan la sospecha de que podría tratarse de un tercer ensayo norcoreano, ya que tanto en 2006 como en 2009, cuando Pyongyang realizó sus ensayos nucleares subterráneos, las pruebas tuvieron lugar después del lanzamiento de misiles norcoreanos.
Si bien la ONU ha endurecido las sanciones contra el país norcoreano, Pyongyang ha reanudado las obras de construcción de un reactor nuclear experimental que, según los analistas, podría ayudar a Corea del Norte a obtener armas nucleares.
La tensión en la península coreana va en aumento debido también a las iniciativas armamentistas de Corea del Sur y de Washington. Así, Seúl busca reforzar su arsenal de misiles ante las provocaciones norcoreanas, solicitado para ello un presupuesto de casi 1.680 millones de euros durante los próximos cinco años para reforzar "drásticamente" su arsenal de misiles.
Al mismo tiempo, la Cámara de Representantes del Congreso de EE. UU. recomendó reinstalar en Corea del Sur los misiles nucleares tácticos estadounidenses, lo que fue calificado por Pyongyang
de intento de "desatar una guerra nuclear a toda costa".