La cuestión ha sido observada a instancias de Francia, que pidió a la Comisión Europea que prohibiera el producto en el territorio de la Unión Europea, añadiendo argumentaciones científicas. Mientras la Autoridad examinaba la cuestión, Francia decretó unilateralmente
un veto para este tipo de maíz, producido por la compañía estadounidense Monsanto, aunque anteriormente la Corte Suprema del país había permitido que el producto siguiera en los mercados.
Sin embargo, pese a las esperanzas francesas, el organismo europeo no encontró evidencias del posible peligro para la salud humana, los animales o el medio ambiente. Esta Autoridad es una institución científica independiente que aborda todas las cuestiones relacionadas con los alimentos para la Comisión Europea.
La Comisión decidió seguir la recomendación de los expertos y ahora intenta persuadir a Francia para que levante su prohibición. El portavoz de la Comisión, Frederic Vincent, comentó que el organismo "espera las respuestas positivas a sus propuestas de cultivo, que ha sido bloqueado durante casi dos años en Francia y otros [países]".
El controvertido maíz fue modificado genéticamente para impedir que los insectos destruyeran las cosechas. Sin embargo, varios expertos indican que esta modificación podría acarrear peligro para las plantas y animales. Hasta el momento este maíz ha sido prohibido también en 5 estados más de la UE: Alemania, Grecia, Austria, Luxemburgo y Hungría.