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El Líbano: un arsenal de los insurgentes sirios

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El Líbano es uno de los puntos de partida de las armas que acaban en manos de los detractores del Gobierno del presidente Al Assad. El flujo de armamento es constante, ya que hay partes interesadas en que estas armas se usen en contra de las autoridades sirias.
El Líbano: un arsenal de los insurgentes sirios
Shady, como dice llamarse uno de los traficantes de armas que tiene su negocio en el Líbano, asegura que puede suministrar cualquier arma en cualquier momento. En cuanto a las armas que vende a los opositores de Al Assad indica que las compra “al grupo chiíta Hezbollah y a sus aliados porque Irán se las da de forma gratuita a ellos”. Luego se las vende a “quienes apoyan la lucha de los rebeldes en Siria”.
De hecho, no faltan los que quieren apoyar la causa de los opositores al Gobierno sirio. Ahmed Abubarri, uno de los cabecillas de la lucha insurgente en la ciudad siria de Homs, confirma que hasta el momento, no tienen problemas ni para reclutar a personas para la causa ni tampoco para recaudar dinero. "Gran Bretaña, Francia, Qatar o Estados Unidos son algunos de los países que simpatizan con nuestra revolución y nos están ayudando con la financiación. También lo hacen los sirios que están fuera del país", explica.
El mayor obstáculo del Ejército Libre Sirio, del que forma parte Abubarri, es transformar el dinero que reciben en armas. Según fuentes de la insurgencia contra el régimen de Al Assad, a día de hoy, por cada 100 milicianos hay 30 armas. Sin embargo, cuando se obtienen en el extranjero no hay problemas para que lleguen al territorio sirio, señala el comandante insurgente.
"Es imposible controlar todas las fronteras. Nosotros introducimos las armas por Turquía, el Líbano o Irak, según a qué ciudad queramos entregar el armamento", cuenta el jefe militar.
Asimismo los opositores al Gobierno de Al Assad cuentan con apoyo moral y reciben el respaldo tácito de las organizaciones extremistas musulmanas. 
Así, Mazen Mohamad, líder religioso salafista de la ciudad libanesa de Trípoli, apunta: "No tenemos ningún reparo en decir que apoyamos con todo a esta revolución. Si tuviéramos dinero o armas, la respaldaríamos con los ojos cerrados".
Cuando se le pregunta a Mazen por la injerencia de los países del Golfo en Siria, no vacila en contestar que “Arabia Saudita y Qatar tienen legitimidad para mandar dinero a los sirios. Y ellos están en su derecho a decidir qué hacer con él. Si compran comida, medicinas o armas".
A pesar del plan de paz de la ONU, la realidad es que la artillería ligera y pesada, al igual que otras armas, siguen entrando en Siria. Otro motivo por el que el acuerdo liderado por Kofi Annan se sigue resquebrajando y continúa perdiendo credibilidad entre los ciudadanos de este país árabe. 
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