Según el portavoz de la Cancillería china, Liu Weimin, la región de Asia-Pacífico es la zona donde los intereses de China y de EE. UU. se cruzan más, por lo que China espera que Washington “respetará los intereses y preocupaciones de todas las partes en la región de Asia-Pacífico, incluyendo el interés de China".
Fue la respuesta al anuncio de la semana pasada del jefe del Pentágono, Leon Panetta, de que EE. UU. está en proceso de cambiar la posición de su flota, asignando el 60% de sus buques de guerra a la región de Asia-Pacífico para el año 2020.
No obstante, el alto cargo trató de calmar las preocupaciones de China diciendo que esta estrategia militar no tiene nada que ver con la rivalidad chino-estadounidense de la región. "Nuestro esfuerzo para renovar e intensificar nuestra participación en Asia es totalmente compatible con el desarrollo y el crecimiento de China. De hecho, el aumento de la participación de EE. UU. en esta región beneficiará a China a medida que avanza nuestra seguridad y prosperidad compartida para el futuro”, dijo.
¿Para qué regresa EE. UU. a Asia?
"Washington ha sido consecuente en su rumbo desde que la Administración de Obama aprobó el 'regreso a Asia', comentó el profesor de la Universidad de Hong Kong Wong Pak Nung a RT. "El mar de China Meridional es un lugar estratégico muy importante que conecta el petróleo y otras rutas marítimas comerciales de Oriente Medio y Asia del Este".
El rápido crecimiento de la Marina china ha hecho que sus vecinos hayan buscado otro poder para equilibrar el poderío de China en la región. La razón es una serie de disputas territoriales sobre las islas en el mar de China Meridional que tienen varios países con China, incluidas las pretensiones de Taiwán, Vietnam, Malasia, Singapur, Brunéi y Filipinas. Eso es lo que empujó a Panetta a realizar un viaje de nueve días por Asia.
"El mar de China Meridional es un importante factor de irritación entre China y los países del sur de Asia, a causa de los reclamos territoriales. A estos países les gustaría que EE. UU. entrara en escena para poder tener más ases en la manga en contra de China", afirma Wong Pak Nung.
Otra mancha en las relaciones de China y EE. UU. es la petición del Departamento de Estado norteamericano de que Pekín libere a las personas encarceladas por su participación en el movimiento democrático de la Plaza de Tiananmen, reprimido violentamente el 4 de junio de 1989. Pekín calificó estas declaraciones de “injerencia en los asuntos internos de China" y dijo que "son acusaciones sin fundamento contra el Gobierno chino", según declaró Liu Weimin, portavoz de la diplomacia del país. "China expresa su gran descontento y su firme oposición", agregó Liu en una rueda de prensa.
"La modernización de las fuerzas militares chinas provoca la preocupación de EE. UU."
Según algunos expertos, el fantasma de la Guerra Fría se hace más visible en la región Asia-Pacífico. El politólogo ruso Igor Zevelev cree que “las relaciones entre China y EE. UU. podrían estar acercándose a un límite peligroso, tras el cual solo queda una abierta carrera de armamentos”.
“El crecimiento de la potencia militar de ambos países, independientemente de las intenciones de sus líderes, tiene su lógica destructiva. La modernización de las fuerzas militares chinas provoca una gran preocupación de EE. UU. porque la tradicional supremacía norteamericana en la región Asia-Pacífico puede resultar puesta en duda”, cree el analista político.
El analista está seguro de que Barack Obama entiende la inevitabilidad del reforzamiento de las posiciones de otras potencias mundiales y se da cuenta de los límites objetivos del poder estadounidense. No obstante, las futuras elecciones presidenciales le hacen mostrar firmeza en la defensa del liderazgo de EE. UU.
“Mientras tanto en el contexto de la crisis financiera, el déficit presupuestario y la deuda pública, Washington no puede permitirse una guerra fría porque se da cuenta de que estando obsesionado con el espejismo de su supremacía militar y su invulnerabilidad, puede perder las ventajas que le da el actual orden mundial, que yace en la falta de conflictos graves entre las grandes potencias”, resume el politólogo Igor Zevelev.