EE.UU. gastará 231,6 millones de dólares para la Iniciativa Mérida
El Senado estadounidense aprobó una ley conjunta de gastos para el resto del año fiscal de 2010, que incluye 231,6 millones de dólares para combatir el narcotráfico mexicano en el marco de la Iniciativa Mérida.
Aunque los republicanos opinaron que ese paquete incluye gastos innecesarios, los demócratas (que dominan la Cámara Alta) rechazaron sus argumentos. Por fin, el documento fue aprobado por 57 votos a favor, mientras que 35 senadores votaron en contra. “Mostremos coraje y votemos contra esta iniciativa, enviémosla de regreso al presidente. Deshagámonos del gasto innecesario y entonces votemos”, exhortó el ex candidato presidencial y actual senador republicano John McCain, aunque sin éxito.
La iniciativa supone un total de 1,1 billones de dólares y se distribuye en 447.000 millones para gastos operativos del presupuesto regular, y 650.000 millones para gastos obligatorios. La primera partida incluye los últimos gastos asignados en el año fiscal 2010 para México como parte de la Iniciativa Mérida, dotada de fondos por un valor de 1.385 millones de dólares, según estimaciones oficiales.
En los últimos tiempos funcionarios de la Administración del presidente Obama han adelantado el interés del Gobierno por diversificar el apoyo al amparo de la Iniciativa Mérida, para el fortalecimiento de las instituciones y la reforma del sistema de justicia. En junio, la ley de gastos suplementarios para Irak promulgada por Obama por valor de 106.000 millones de dólares incluyó 420 millones de dólares para México para comprar equipo bajo la Iniciativa Mérida y apoyar la lucha antidrogas.
La Iniciativa Mérida (también conocida como Plan Mérida o Plan México) es un proyecto internacional de seguridad concertado entre EE.UU., México y los países de Centroamérica para combatir el narcotráfico y el crimen organizado. El acuerdo fue aceptado por el Congreso estadounidense y actuado por el presidente George W. Bush el 30 de junio de 2008. El presidente mexicano Felipe Calderón logró que el Gobierno estadounidense finalmente reconociera que el consumo de drogas ilegales en EE. UU. es un problema compartido.