La desaparición se registró a finales de mayo pasado.
“Admitimos gruesos errores en el control del movimiento de los militares en la base”, dijo un representante de la Armada.
La computadora pertenecía a una empresa que ensayaba los sistemas de comunicación secreta del barco, diseñado con tecnología furtiva.
“Si esa computadora cae en manos de China, Pekín se hará con los códigos de comunicación de toda la Marina de Taiwán, así como con los datos del armamento misilístico de la Armada”, comentó un experto de defensa citado por AFP.