Los líderes indígenas y la ONG recibieron con satisfacción el acuerdo pero advirtieron que la supervivencia de la tribu sigue amenazada por la tala ilegal y la agricultura. Los guaraníes son uno de los pueblos indígenas más perseguidos y empobrecidos de América Latina. Shell ha reconocido que el pueblo se enfrenta a varios problemas por culpa de la empresa y ha prometido llevar a cabo un programa de inversión social centrada en la población indígena.
Shell se asoció con el gigante brasileño del azúcar-etanol Cosan, para crear una nueva empresa, Raizen, que se dedica a la elaboración de etanol desde 2010. Parte de su producción proviene de la caña de azúcar cultivada en la tierra ancestral de los guaraníes, Caarapó. Los indígenas guaraníes denunciaban que desde la inauguración de la fábrica la salud de los niños, adultos y animales se ha deteriorado considerablemente, a causa de los productos químicos utilizados en las plantaciones.
Anteriormente, la Fiscalía brasileña pidió a las empresas Shell y BASF 500 millones de dólares para indemnizar a más de un millar de trabajadores que presuntamente resultaron afectados por la contaminación, enfrentándose a graves problemas de salud, en una planta de agroquímicos ubicada en la ciudad de Paulinia, en el estado de Sao Paulo.