La decisión fue tomada este sábado por el jefe de la misión en el país árabe, el general noruego Robert Mood.
“Los observadores dejarán de realizar patrullas y se quedarán en sus lugares pendiente nuevas instrucciones”, dijo el general.
Mood agregó que la medida será sometida a revisión diariamente.
El funcionario declaró antes que la escalada de la violencia, por la que responsabilizó tanto a las fuerzas gubernamentales como la oposición armada, obstaculizaba gravemente el trabajo de la misión y era una amenaza para la vida de los observadores.
“Parece que [en Siria] no hay deseo de avanzar hacia una transformación pacífica, pero se acentúa el componente militar”, expresó Mood.
Los observadores fueron enviados a Siria tras instaurarse el alto el fuego el 12 de abril pasado y gradualmente aumentaron su cantidad a unos 300. Debían asegurar que las partes en conflicto cumplieran con el plan de paz elaborado por Kofi Annan, el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria.
Sin embargo resultó que el alto el fuego no se implementaba y la violencia iba creciendo últimamente. En varias ocasiones los observadores se han visto bajo el fuego.
Según la ONU, los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y las de la oposición desde marzo del 2011 se han traducido en más de 12.000 muertos.