Embalajes navideños para el éxtasis
Un oso de peluche con el corazón de marihuana fue confiscado en el cruce internacional que une la zona centro de cuidad Juárez, México con el sector central de El Paso, EE.UU.. Un mexicano de 45 años de edad que viajaba en un vehículo intentó entrar en Estados Unidos declarando que el juguete era un regalo navideño para un pequeño enfermo.
El gran nerviosismo del conductor provocó la sospecha de los inspectores que inmediatamente sometieron al oso de peluche a rayos X, lo que reveló la presencia de 10,8 libras de marihuana distribuidas en diez paquetes.
Los cruces internacionales de la frontera con México gozan de los subterfugios de empaquetamiento de las estupefacientes. El Departamento de Seguridad Nacional estadounodense destaca que los narcotraficantes llevan las drogas en la parte posterior de la pantalla del televisor, en techos, tanques de gasolina de automóviles, paneles de puertas y neumáticos de vehículos, latas de comida, mochilas escolares e incluso adheridas al cuerpo.
Paquetes postales con sorpresa y 'té alegre' en los correos rusos
El año pasado los inspectores rusos encontraron al hermano mayor del oso de peluche de la frontera mexicana. El oso de color rosa en la casa de un guardia contenía 1.076 pastillas de éxtasis. Esta cantidad supera en 120 veces la cifra que contempla la pena más grave por tenencia de drogas en la legislación rusa. El otro regalo iba envuelto en un corazón de peluche: más de 3.000 pastillas con el logo de Mercedes impreso en cada una.
La imaginación de los traficantes inventa un abanico de posibilidades para esconder y transferir las drogas. En Rusia el récord de los rincones más usados para ocultar sustancias pertenece a las muñecas de peluche y los productos de alimentación, como té, café, bombones y pepitas.
Como no es posible revisar todas las cartas enviadas por correo común, se envían sobres firmados por anónimos donde se encajan perfectamente dosis de heroína. A veces en los sobres se encuentran las fotos cuyo fondo lleva drogas. En uno de estos casos se envió una carta en chino que facilitó el trabajo de los agentes tras traducir lo que se decía: una mujer de 58 años de China deseaba salud a un tal padre Hebon y le anunciaba que le enviaba “las medicinas”. A propósito, en China estos envíos se castigan con la muerte.
El caso más extraordinario pertenece a los agentes de policía rusa, que siguiendo el proverbio francés el diablo se esconde en los detalles, localizaron las drogas bajo… ¡timbres postales! en los sobres dirigidos a las cárceles. Entre otros envíos a las cárceles, a veces se encuentran tubos de pasta dental con hachís adentro y latas de crema para lustrar calzado, bajo cuya tapa se camufla marihuana.
Volviendo a los temas infantiles, un ciudadano de Holanda, donde las drogas no están prohibidas, antes de emprender unas vacaciones a Rusia decidió enviar su dosis de relajación por correo internacional para no llevarla consigo. Enmascaró las drogas dentro de contenedores plásticos de huevos de chocolate Kinder Sorpresa. Junto con otros bombones encajó todo en el envío y añadió una cabeza de ajo para que los perros policía no lo captaran. En vano.