Los investigadores franceses todavía no conocen la causa del siniestro del Airbus París-Río de Janeiro en el que perecieron 228 personas, según la última actualización del informe sobre el asunto.
Sin embargo, hay nuevas pistas. Las máscaras de oxígeno no se utilizaron y el avión no se despresurizó. Los chalecos salvavidas se encontraban envueltos, lo que apunta a que los pasajeros no recibieron ningún aviso. El informe también contiene la posibilidad de que el avión estuviera entero en el momento del impacto.
Los familiares de las víctimas expresaron hace poco su descontento al Organismo de Investigación de Accidentes (BEA, en sus siglas en francés) tanto por el ritmo de su trabajo, lento, a su juicio, y por las explicaciones sobre qué causó la catástrofe, hasta ahora bastante vagas.
El Airbus A330-200, con 216 pasajeros y 12 tripulantes a bordo, desapareció el 1 de junio de 2009 en el Atlántico y los primeros rastros no fueron encontrados hasta cinco días más tarde. En total se recuperaron 51 cadáveres. La catástrofe fue la más grave del mundo en los últimos ocho años y la más grande en los 75 años de la historia de Air France.