Temen que la central nuclear de San Onofre se convierta en la 'Fukushima de EE. UU.'
Después de la fuga registrada en la central eléctrica de San Onofre el pasado mes de enero, los supervisores federales han investigado las condiciones en la instalación, que se encuentra ubicada a unos 70 kilómetros al sur de Los Ángeles.
"El fenómeno que creemos que causa esta interacción de tubo a tubo es, sin duda, proporcional a la potencia", dijo Elmo Collins, administrador regional de la Comisión Reguladora Nuclear. "Al menos en algún sentido teórico podría ser parte de la respuesta", recalca.
Según la versión oficial, defectos de diseño podrían ser la causa del desgaste del tubo que canaliza el agua radiactiva por toda la planta.
Al mismo tiempo los supervisores sospechan que la causa principal del incidente se debe al estado en que se hallan las instalaciones de San Onofre: especialmente preocupante es también la edad de los componentes que se creen que estén detrás de la fuga. Los generadores de vapor de la planta se instalaron como reemplazo en 2009 y 2010 a un precio de 670 millones de dólares.
La Comisión añade en su informe que de los 129 generadores probados en marzo de este año, ocho habían fallado por completo, “lo que indica que podrían haberse roto durante algunas condiciones de operación".
"Son importantes los aspectos técnicos, que no se han resuelto todavía", dice Collins.
La Unidad 2 de la planta de San Onofre fue cerrada por razones de mantenimiento rutinario y actualizaciones a principios de este año, cuando los trabajadores de la planta se vieron obligados a suspender las operaciones de la Unidad 3 tras el descubrimiento de la fuga.