“Si logramos poner la ley en la mesa del presidente, la firmará”, comentó Rogers durante una discusión sobre el documento.
Para ser aprobado, el proyecto -que ya recibió el visto bueno de la Cámara de Representantes-, debe pasar por el Senado. Si la cámara alta del parlamento también lo bendice, entonces llegará a la mesa de Obama.
La ley CISPA mereció en su día el siguiente comentario de la Casa Blanca: "la administración se opone estrictamente a la ley en su forma actual”. Sin embargo, hace unos meses Obama ya sentó un precedente a la hora de contradecir la opinión de la administración al firmar la ley NDAA, que establece la posibilidad de detener a ciudadanos estadounidenses por un plazo indefinido.
Además, el mes pasado el funcionario de la administración que formuló las críticas sobre la CISPA, Howard A. Schmidt, dejó su cargo de coordinador para las cuestiones de ciberseguridad, lo que permite a los expertos conjeturar que ahora Obama podría cambiar su opinión sobre el documento.
En el caso de que sea aprobada, la CISPA permitirá tanto a compañías privadas como al gobierno federal acceder a conversaciones personales realizadas a través de Internet y escuchar de forma subrepticia a los estadounidenses con el pretexto de la seguridad cibernética.