Tajeldine cree que este objetivo, perseguido por los países del Occidente, en realidad no puede ser una solución al conflicto interno, y solo acabaría desestabilizando el país.
Como alternativa a este escenario, Tajeldine propone otra salida. Según ella, el conflicto “se resolvería si EE. UU., las monarquías árabes y todos sus aliados retiran sus manos de Siria". Según la analista, “al pueblo sirio hay que dejarlo que resuelva sus problemas él mismo”.
Ahora, según Tajeldine, se trata de una “intervención del exterior" que lleva la huella de EE. UU. y de sus aliados.
A su vez, el coordinador del boletín 'Armas contra las guerras', Alfredo Embid, opina que la crisis en Siria no es un conflicto con Assad como lo presenta EE. UU. y los países occidentales, sino una disputa de intereses internacionales que a largo plazo busca afectar a los países del BRICS.
“A largo plazo es también un conflicto contra Rusia y contra China y contra los BRICS cada vez más fuerte”, asegura Embid. “El conflicto sirio no se puede reducir a un problema con Assad, esta es una forma de desviar la atención de la gente”, añade con el telón de fondo de la reciente noticia, según la cual agentes de la CIA estarían operando en Turquía, tomando decisiones sobre el abastecimiento de armas y equipamiento a la oposición siria; una información que ha sido difundida por medios estadounidenses que remiten a fuentes gubernamentales norteamericanas.
La Casa Blanca rechazó comentar esta denuncia, pero aseguró que EE. UU. prepara a los rebeldes para el traspaso del poder en el país árabe. Anteriormente, Washington negó que suministre armas a la oposición siria, pero no descartó que algunos países vecinos lo estén haciendo.