El secretario de Defensa de EE. UU. urge a poner más énfasis en la salud mental del Ejercito. “Tenemos que aumentar las medidas de prevención de suicidios”, señaló Panetta. El alto cargo reconoció “los desafíos que enfrentan nuestros militares y veteranos” después de más de diez años de guerra en Irak y Afganistán.
Lo más preocupante de la situación es el crecimiento de este peligroso índice. Desde el inicio de este año se han suicidado 154 militares estadounidenses. El año pasado se registraron 164 casos de suicidio entre los militares en activo, frente a los 159 que se produjeron en 2010.
Según los representantes del Pentágono, el suicidio entre los militares es el principal problema para el Ejército estadounidense.
Según los psicólogos militares, los más propensos a acabar con su vida son los militares que pasaron el mayor período de su carrera en puntos neurálgicos de conflictos armados. Por eso, Panetta cree que el fin de la guerra en Irak y el inicio de la retirada de Afganistán serán un alivio para las tropas. Pero al mismo tiempo “la mitad de los militares que se han suicidado no habían sido desplegados”. Según las autoridades, de momento no pueden crear una lista de factores concretos que instigan al suicidio.
A pesar de la presencia de miles de psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales en clínicas y hospitales militares, muchos integrantes del Ejército consideran que acudir a la ayuda psicológica es una muestra de debilidad. Hace un par de meses el mayor general Dana J.H. Pittard escribió en su blog: "Personalmente estoy harto de los soldados que eligen suicidarse y que otros puedan limpiar sus problemas. Sé un adulto, actúa como un adulto y trata tus problemas de la vida real como el resto de nosotros". La declaración fue criticada por los funcionarios estadounidenses que afirman que acudir a la ayuda psicológica es una muestra de fuerza, y no de debilidad.