El Ministerio británico de Asuntos Exteriores ha recibido información confidencial que apunta que Argentina podría intentar aprovechar el evento deportivo para llamar la atención de todo el mundo sobre su reclamación de soberanía de las islas del Atlántico Sur, informa The Sunday Times.
Este año se ha cumplido el trigésimo aniversario de la guerra que enfrentó a Argentina y el Reino Unido por la posesión de las Malvinas y que terminó con la victoria de los británicos.
Al parecer, el Gobierno del Reino Unido está preocupado sobre la posibilidad de que haya una manifestación de atletas argentinos similar a la que hicieron los deportistas afroamericanos en los Juegos de México 1968 en una ceremonia de entrega de medallas, en la que levantaron sus puños en protesta por los derechos civiles de los negros en EE. UU.
Según The Sunday Times, Londres teme que cualquier gesto por parte de los atletas argentinos sea difundido por los medios de todo el mundo, lo que profundizaría aún más las ya tensas relaciones entre los dos países a raíz del conflicto de las Malvinas.
Esta semana el primer ministro británico, David Cameron, fue abordado por la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en la cumbre del G-20 celebrada en México. En esa ocasión, Fernández trató de entregarle a Cameron un sobre con las resoluciones de la ONU que estipulan el diálogo bilateral
sobre las islas Malvinas, pero el político británico se negó a aceptarlo.
Anteriormente, la embajadora argentina en Londres, Alicia Castro, criticó en un comunicado de prensa al Gobierno británico y cuestionó la "indiferencia" de James Cameron ante las resoluciones de la ONU.
Por otro lado, en consonancia con los reclamos argentinos, el editor en temas de defensa y seguridad del diario The Guardian, Richard Norton-Taylor, sostuvo que “las reivindicaciones de Gran Bretaña sobre las Malvinas no son tan sólidas como sucesivos gobiernos británicos han sugerido”, y calificó de “anacrónico” el vínculo que mantiene el Reino Unido con las Islas Malvinas y llamó a “romperlos” negociando la soberanía, pero “preservando los derechos fundamentales”.