La mayoría de los enfrentamientos tuvieron lugar en la capital, Manama, y en sus alrededores, donde se registró una alta concentración de manifestantes.
Los agentes de las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos en un intento de desmovilizar estas protestas, convocadas por la coalición opositora 14 de Febrero.
Horas antes, 27 naciones suscribieron una declaración en la sede del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en la que instan a las autoridades bahreiníes a terminar con las violaciones de los derechos de sus ciudadanos.
Entre los firmantes se encuentra España, Francia, Alemania, Italia, México y Chile. Sin embargo, EE.UU., Reino Unido y los países árabes han rechazado apoyar la declaración.
Bahréin ha vivido continuas protestas populares desde febrero del 2011. Desde entonces se han registrado cerca de 90 muertes a raíz de represalias, según la oposición, que pide reformas políticas a la monarquía suní gobernante en la nación de mayoría chií.
En el territorio de Bahréin se encuentra una de las mayores bases militares de EE.UU. en el Golfo Pérsico. Según los activistas opositores bahreiníes, el pequeño reino de Bahréin es un buen ejemplo de la política cínica imperial de los estados 'democráticos' del planeta, que están dispuestos a apoyar hasta el final a los regímenes títeres, atacando al mismo tiempo a otros países bajo el lema de la "lucha por la libertad".