Recientes encuestas nacionales en EE.UU. indican que los estadounidenses que viven en los estados del sur se sienten más felices mientras que la mayoría de los neoyorquinos no están satisfechos con su vida.
El índice de felicidad fue elaborado tras una encuesta a 1,3 millones de estadounidenses, hecha por Centers for Desease Control and Prevention (CDC). La información usada para elaborar este índice incluía la pregunta de si los ciudadanos están satisfechos con su vida. Los economistas Andrew J. Oswald, de la Universidad de Warwick en Inglaterra, y Stephen Wu, del Hamilton College en el estado de Nueva York, comparaban ese índice con la clasificación de los estados del país según diferentes criterios.
Según Oswald, eso es la primera validación objetiva de índice de felicidad, ya que antes los economistas no prestaban mucha atención a ese tema. “Ahora podemos declarar que el índice de felicidad es algo verdadero porque está basado en información objetiva”, dice el investigador. “Es interesante aclarar el modelo de satisfacción por la vida de una de las naciones más importantes en el mundo”, añade.
Los primeros lugares en este índice están ocupados por los estados de Luisiana, Hawái y Florida, aunque, según Oswald, la encuesta comenzó antes de que el huracán Katrina atacara ese territorio. La mayoría de los estadounidenses más felices viven en los estados que ocupan los primeros lugares por índices de calidad de vida, aunque no es siempre así. El último punto de la lista está ocupado por el estado de Nueva York. Las encuestas muestran que los ciudadanos no están satisfechos por la política del Gobierno, el alto nivel de corrupción, los altos impuestos y el aumento de los precios.
El estado de California también ocupa uno de los últimos lugares en la lista. Aunque los autores de esa encuesta no expresan gran asombro por el hecho de que los habitantes de los estados más ricos y desarrollados no se sientan felices. Según Oswald, muchos norteamericanos piensan que la vida en esos estados es maravillosa y quieren trasladarse allí. Pero después descubren que sus sueños no se corresponden con la realidad y se desengañan.