Fidel Castro: "A los jóvenes les interesa más que a nadie el futuro"

La Cumbre sobre el Cambio Climático, celebrada en Copenhague, cerró su sesión esta semana y sin poder dedicar tiempo a la reflexión ni asentar las bases de las conclusiones, han empezado a emerger ya publicarse innumerables opiniones que avocan a la misma al rotundo fracaso.

Lógica es la desigualdad de opiniones, debido a la diversidad nacional, y de los intereses encontrados que confluían en aquel momento. Pero de ahí a que el texto “casi” acordado “pero no ideal”, dista bastante. Situación confirmada por la actitud de países como Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia (integrantes del ALBA) que lejos de mostrar una idea favorable del texto acordado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lo rechazaron calificándolo de “ilegítimo”

En este sentido, el que fuera máximo mandatario de Cuba, Fidel Castro, hizo público un artículo donde recoge sus inquietudes y sus propias conclusiones sobre tan magna cita.

“Hace poco que se discutía sobre el tipo de sociedad en que viviríamos. Hoy se discute si la sociedad humana sobrevivirá”. Así concluía el líder de la revolución el texto titulado "La verdad de lo que ocurrió en la cumbre".

En el mismo (Castro) reconoce que la cumbre, la humanidad, sin importar nación, raza, edad ni condición “han librado una gran batalla, ofreciendo al mundo una gran lección”. Asegurando que ahora lo importante es que todo el mundo, especialmente Cuba, sepa lo que allí aconteció. Poniendo en evidencia, a su juicio, la falta de verdad en ocasiones fomentada por aquellos “que tienen el destino del mundo en sus manos”.

El “comandante” agradece la labor que durante estos días realizaron los medios de comunicación mostrando al mundo el caos político y el trato vejatorio que jefes de Estado, ministros, participantes, activistas e investigadores, sufrieron por parte de las fuerzas de seguridad danesas. A quien recordaban, según Castro, a los acontecimientos y formas de actuar de los nazis en los barrios judíos durante la denominada “noche de los cristales rotos”.

En el manuscrito se hace especial hincapié en un acto que ha levantado gran interés en el autor, como fue la suspensión del evento por parte del país organizador, Dinamarca, con el objetivo de ceder la sala principal al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para que él y un selecto de invitados (16) se reunieran en privado.

Sesión donde Obama, según Fidel, pronunciara un discurso “engañoso y demagógico, lleno de ambiguedades, que no implicaba compromiso vinculante alguno e ignoraba el convenio Marco de Kyoto".

La situación fue rápidamente contestada por las “obligadas” intervenciones “por derecho propio” del recién reelegido presidente de Bolivia, Evo Morales y el jefe de Gobierno de Venezuela, Hugo Chávez.

Los últimos párrafos del documento, Castro los dedica a vanagloriar la actitud y labor mostrada por los representantes en la cumbre por parte de su país y del Gobierno de Caracas. Quienes en contra de ceder “levantaron su voz y su derecho” ante el intento de Washington de hacer callar a los más pobres y establecer y presentar un acuerdo consensuado entre los más ricos, impuesto por el “imperalismo”.

Por su parte el presidente cocalero, Evo Morales, profundizó durante la celebración del evento, sobre el planteamiento de algunos países sobre el elevado de las temperaturas. Según lo acordado el descenso admitible podría ser de hasta dos grados centígrados.
Para Morales esta opción será trágica ya que conlleva la desaparición bajo las aguas de algunas islas o el deshielo de las cumbres de Los Andes, por ejemplo. Aludiendo a la opinión de los expertos bolivianos que fijan el máximo incrementable en un grado siendo la actual 0,7.

Según el recién reelegido presidente, todo lo que ocurre en relación al cambio climático es obra del capitalismo que fomenta prácticas económicas olvidándose de los intereses humanitarios y naturales.

Opinión a la que también se suma el mandatario venezolano, Hugo Chávez quien anunció durante su intervención en la Cumbre, según él la cita más importante en 200 años, que el socialismo es la única vía para la salvación del planeta.

Éste acostumbrado a ironizar en sus argumentos volvió a mostrar su lado más sarcástico al contraponer los llamados criterios “civilizados” como los triunfadores de una civilización mercantil y utilitaria a los “bárbaros” empeñados en creer que cambiando la lógica se maximiza el bienestar social y se minimiza el daño ambiental.

Por último, el mandatario venezolano quiso terminar su alocución con una pregunta metafórica que más tarde él mismo respondió  ¿Por qué temen al socialismo? “Lo temen porque la felicidad compartida no genera ganancia” aсadiendo “si el clima fuera un banco ya lo habrían salvado”

Sin lugar a dudas, una clara referencia al sistema capitalista promulgado por los países desarrollados y ricos en contra de la “salvación” que ponen encima de la mesa las naciones en desarrollo y las más pobres.