Según acentuó la portavoz del Departamento, Victoria Nuland, Ormuz es una "vía marítima internacional" que necesita permanecer abierta a las embarcaciones de todos los países que tienen derecho de tránsito. "Cualquier intento de cerrar el Estrecho o de requerir que los buques obtengan el consentimiento de Irán, sería inconsistente con el derecho internacional y no sería reconocido por EE.UU", subrayó.
El lunes pasado un grupo de 100 diputados iraníes presentó ante el Parlamento una iniciativa por la que se insta al Gobierno a impedir en el estrecho el tráfico de petróleo de los países que apoyen las sanciones económicas impuestas contra la república islámica. Según la cifra oficial, por Ormuz circula alrededor de un 40% del crudo mundial. Su cierre significaría un colapso energético a nivel internacional.
La declaración de Nuland llega el mismo día en el que empezó en Estambul (Turquía) una nueva ronda de negociaciones, esta vez a nivel de expertos técnicos, sobre el programa nuclear iraní.
Teherán insiste en la naturaleza pacífica de sus actividades nucleares y en que tiene derecho a enriquecer el uranio en sus instalaciones, algo que es puesto en duda por los países occidentales que sospechan que detrás de los objetivos proclamados está la intención de producir armas nucleares.