En medio de desesperación, dolor y el 'shok' del momento se encuentran personas que se lanzan a rescatar al prójimo arriesgando sus vidas. Y la reciente tragedia en la región de Krasnodar, en el sur de Rusia, donde la fuerte inundación afectó a miles de ciudadanos, no ha sido una excepción.
El policía murió salvando niños
En Krymsk, la ciudad más afectada por la fuerte inundación y donde se produjo la mayor parte de víctimas mortales, el oficial de policía Viacheslav Gorbunov murió la noche del 7 de julio salvando a gente.En los primeros minutos del incidente el hombre se lanzó a rescatar a los residentes. Viacheslav se desplazaba por la ciudad inundada en una lancha y sacaba a la gente del agua y la llevaba a un lugar seguro. Tras rescatar a dos niños, de cinco y seis años, se dirigió a rescatar a sus padres, pero en el camino su lancha volcó y el hombre se ahogó.
El ministro del Interior de Rusia ordenó honrar a Viacheslav Gorbunov a título póstumo con un premio estatal.
Un adolescente arriesga su vida rescatando a una familia
Cuando Krymsk empezó a parecer un embalse, Denis Ignatenko y dos amigos no pensaron mucho cómo tenían que actuar en este caso.“Alrededor de las tres de la madrugada nos enteramos de que el agua subía rápidamente. Me daba mucho miedo. Por todas partes había oscuridad. De repente oímos gritos de niños y mujeres”, recuerda Denis.
Denis se acercó nadando a la ventana de la casa donde se encontraba atrapada una mujer con sus hijos. Cuando el joven no pudo abrir la puerta, rompió la ventana y rescató primero a los niños y luego a la madre. Denis se vio obligado a moverse por el agua un centenar de metros hasta un lugar seguro llevando a los niños con los brazos extendidos y levantados para que no se ahogaran.
El adolescente dice que ni siquiera sabe los nombres de estas personas, pero “no es importante, lo más importante es que están vivos”, confiesa Denis.
Un niño salva a su abuela
Vlad Filippov, un chico de 9 años, se despertó en la madrugada del sábado cuando el agua estaba golpeando su cara. "Miré y vi que en la calle sucedía algo muy extraño. Cuando desperté a mi abuela me dijo que era una inundación y que íbamos a morir si no salíamos de la casa”, dice Vlad.El chico intentó abrir la puerta, pero la presión de la corriente no lo permitió hacerlo. Entonces Vlad tomó una decisión inmediata: romper la ventana con sus propias manos.
"Me asusté tanto que salimos corriendo en ropa interior. Hacía mucho frío y daba miedo. Nuestro vecino nos encontró por la mañana en el techo de casa y nos llevó hasta el refugio más cercano. Mis manos estaban sangrando", cuenta Vlad, y añade que la casa donde vivía con su abuela se derrumbó completamente.
La voz de solidaridad
Es la peor catástrofe de este tipo en la región sureña de Rusia. En unas horas ha arruinado la vida de hasta 13.000 personas que, además de perder a sus seres queridos, vieron como la riada dejó sus hogares gravemente dañados o destruidos. Según los últimos datos oficiales, 171 personas fallecieron. La cifra de víctimas mortales sigue aumentando a medida que los equipos de rescate recuperan más cuerpos entre los escombros.Este lunes 9 de julio ha sido proclamado día de luto en la región de Krasnodar. Los mensajes de condolencias al pueblo ruso llegan de diferentes países como España, Ucrania, Azerbaiyán, Kazajistán o Estonia, entre otros.