Las banderas nacionales ondean a media asta en todo el país e incluso sobre los edificios de las delegaciones rusas en el extranjero. Se trata de un símbolo del pesar por el diluvio más fuerte en la historia moderna de la región de Krasnodar.
Las cadenas televisivas e instituciones culturales se abstienen de presentar eventos o programas destinados a la diversión.
Las inundaciones que azotaron esa región el 6 y 7 de julio pasado se cobraron la vida de 171 personas. El total de afectados asciende a 35.000, según los últimos datos oficiales. La mayoría de las muertes se produjo en las ciudades de Krymsk, Novorossíisk y Gelendzhik.
Según el Ministerio de Salud, 17 personas permanecen desaparecidas.
Las investigaciones preliminares atribuyeron el alto saldo mortal a lluvias torrenciales y a insuficientes medidas de alarma pública.
El presidente ruso Vladímir Putin visitó el escenario de la tragedia y
emitió órdenes para la reconstrucción de viviendas y compensaciones
a los damnificados.
Se realizaron los primeros funerales el pasado fin de semana.
Los mensajes de condolencias al pueblo ruso llegan de diferentes países como España, Ucrania, Azerbaiyán, Kazajistán y Estonia, entre otros.
Este lunes también se recuerda a los peregrinos rusos fallecidos en un accidente de tránsito en Ucrania, en el que murieron14 personas.