Una de las estaciones destinada al cierre se ubica en Amarillo, Texas, precisamente en el centro de la carretera interestatal 40; otra, en Riverside, California, al lado de Los Ángeles. Otros siete controles afectados por la medida están esparcidos entre el centro texano, en Arizona y en Nuevo México. Según datos policiales, centenares de narcotraficantes atraviesan sus zonas de competencia.
Los críticos de la iniciativa advierten que al clausurar esos puntos de control, se reducirán a la nada los esfuerzos aplicados para interceptar drogas y detener a los traficantes en sus senderos entre México y Estados Unidos.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza asegura que los agentes de las nueve estaciones a suprimir serán reubicados entre otras, situadas más cerca al borde mexicano. El servicio considera a esas zonas como prioritarias en el control del flujo de inmigrantes.