También quieren que el nuevo modelo de tanque tenga un motor híbrido para reducir el consumo de combustibles fósiles.
Un grupo de técnicos, convocado por los militares, tardó un año en estimar el tiempo que les demandará transformar las tecnologías más avanzadas existentes en una moderna máquina de muerte.
“Cuando miremos cómo será el futuro tanque, tendremos que observar ampliamente toda la tecnología que existe”, afirmó el general de brigada del Ejército israelí, Yigal Slovik, en una entrevista al periódico The Jerusalem Post. “Hay cosas como cañones electromagnéticos o de láser, pero por ahora son demasiado grandes y no se los podría aplicar. Sin embargo, en un futuro será posible”, precisó.
Según Slovik, habrá que diseñar un carro de combate de propulsión híbrida. Los ingenieros deberán colocarle baterías que le permitan desplazarse durante largos períodos de manera independiente. Es probable que cada carro tenga solo dos tripulantes. Serían soldados sin ningún oficial, ya que las órdenes las podrán recibir por radio o vía satélite.
“El futuro tanque será más rápido, estará mejor protegido, será más interoperable y más letal”, sintetizó el general.
El Ejército optó por dejar de desarrollar el proyecto Merkava (que suma ya cuatro generaciones de carros blindados) al ser inspirado por exitosas pruebas de varias tecnologías avanzadas, ya poco compatibles con el diseño actual. Ante todo, se trata de sistemas de protección activa, conocidos en el Estado hebreo como ASPRO-A y en el mundo anglosajón como 'Trophy'. Estos sistemas fueron probados por primera vez en 2011, durante el despliegue de una brigada acorazada en la zona limítrofe con la Franja de Gaza.