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Guantánamo aceptó declaraciones de presos bajo los efectos de antipsicóticos
Varios presos del centro de detención en Guantánamo eran interrogados bajo el efecto de poderosos medicamentos que podrían haber impedido su capacidad de brindar información correcta, según un informe recién desclasificado.
Militares estadounidenses obligaban a varios sospechosos de terrorismo recluidos en la base de Guantánamo a tomar medicamentos, entre ellos sedantes antipsicóticos, sin informarlos o engañándolos al respecto.
El informe del inspector general del Departamento de Defensa, que fue obtenido por la organización noticiosa independiente Truthout bajo la Ley sobre la Libertad de Información, concluye que además de otros reclusos “eran interrogados ciertos presos con deficiencias mentales serias y que eran continuamente tratados con medicamentos psicoactivos”.
Sin embargo, el informe no detalla si estos medicamentos en estos casos se utilizaban con fines de interrogación.
El único medicamento claramente mencionado en el informe es el Haldol, un sedante antipsicótico utilizado en hospitales psiquiátricos.
Entre los efectos secundarios que tiene esta medicina está la depresión, la conducta suicida y la contracción muscular. Un paciente tratado con Haldol puede desarrollar trastornos motrices y neurológicos. Hay una posibilidad (aunque no es común) de contraer problemas de corazón que pueden ocasionar una muerte súbita.
Mick Brent, el abogado del preso Abu Zubaydah, dijo que su cliente había recibido "rutinariamente una sobredosis" de ese medicamento.
“El informe confirma que los presos cuyo deterioro mental y sufrimiento era tan grande que les causaba psicosis y les llevaba a intentar dañarse a sí mismos recibían medicamentos y eran sometidos a nuevas interrogaciones”, dijo Leonard Rubenstein, experto en ética medica del Centro para la Salud Pública y los Derechos Humanos.
Agregó que “esta práctica añade otra capa de crueldad a lo que pasó en Guantánamo”.
El informe del inspector general del Departamento de Defensa, que fue obtenido por la organización noticiosa independiente Truthout bajo la Ley sobre la Libertad de Información, concluye que además de otros reclusos “eran interrogados ciertos presos con deficiencias mentales serias y que eran continuamente tratados con medicamentos psicoactivos”.
Sin embargo, el informe no detalla si estos medicamentos en estos casos se utilizaban con fines de interrogación.
El único medicamento claramente mencionado en el informe es el Haldol, un sedante antipsicótico utilizado en hospitales psiquiátricos.
Entre los efectos secundarios que tiene esta medicina está la depresión, la conducta suicida y la contracción muscular. Un paciente tratado con Haldol puede desarrollar trastornos motrices y neurológicos. Hay una posibilidad (aunque no es común) de contraer problemas de corazón que pueden ocasionar una muerte súbita.
Mick Brent, el abogado del preso Abu Zubaydah, dijo que su cliente había recibido "rutinariamente una sobredosis" de ese medicamento.
“El informe confirma que los presos cuyo deterioro mental y sufrimiento era tan grande que les causaba psicosis y les llevaba a intentar dañarse a sí mismos recibían medicamentos y eran sometidos a nuevas interrogaciones”, dijo Leonard Rubenstein, experto en ética medica del Centro para la Salud Pública y los Derechos Humanos.
Agregó que “esta práctica añade otra capa de crueldad a lo que pasó en Guantánamo”.
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