La aeronave, capaz de desplazarse a una velocidad de 20.900 kilómetros por hora es parte del Programa de Armas Convencionales de Ataque Global Inmediato, y si los especialistas militares y los científicos estadounidenses logran finalizar exitosamente el proyecto, EE.UU. obtendrá una 'súper arma' no comparable a ninguna de las existentes.
No obstante, todavía queda mucho camino por recorrer. Así, por ejemplo, los científicos tienen que resolver el problema de las altas temperaturas, de hasta alrededor de 2.000 grados Celsius, que alcanzará el revestimiento del drone a velocidades supersónicas.
Los científicos reconocen que todavía no tienen “la solución completa del sistema hipersónico”, según Gregory Hulcher, director de la guerra estratégica de la Oficina del Subsecretario de Defensa para Adquisiciones, Tecnología y Logística. “Programas como Hipersónicos Integrados aprovecharán las investigaciones anteriores en esta área para seguir reduciendo los riesgos y mejorar las prestaciones” de la aeronave, señaló Hulcher.
La prueba más reciente del prototipo del Falcon HTV-2, realizada en agosto de 2011, fracasó. Poco después del lanzamiento el aparato dejó de transmitir los datos telemétricos a la base y aparentemente cayó en el Océano Pacífico. Este fracaso pudo deberse al hecho de que parte del revestimiento de la aeronave no soportara la velocidad de casi 21.000 kilómetros por hora y se desprendiera del drone, lo que provocó su posterior caída.