Las restricciones, que estarán vigentes hasta el final de los Juegos Olímpicos, cubren el centro de la ciudad, el Parque Olímpico de Stratford, al este de la capital, y parte del sudoeste del Reino Unido.
Los aeronaves que se introduzcan sin autorización en esta zona serán interceptadas por los aviones Typhoon y helicópteros Puma que vigilan el territorio, y deberán seguir sus instrucciones. Las autoridades precisan que la decisión de abrir fuego, algo que solo harán como última opción, será tomada en las más altas instancias del Gobierno.
Las medidas afectan desde a los vuelos comerciales hasta a los aviones de un solo asiento. Además, ninguna nave no tripulada, de cualquier tamaño, podrá sobrevolar el centro de Londres o el Parque Olímpico.
Sin embargo, los aviones de pasajeros que se dirijan a los aeropuertos de Heathrow y de London City no se verán afectados por estas restricciones.
Para garantizar la seguridad, el Reino Unido va a destinar más de 40 000 agentes y un sistema de defensa antiaérea con misiles instalados en seis puntos de la capital británica, incluidas dos azoteas de edificios de viviendas que se encuentran cerca del Parque Olímpico.
Estas medidas provocaron una activa reacción de los londinenses. Cientos de habitantes de la capital británica realizaron una manifestación para expresar su indignación y firmaron una petición contra la instalación de los misiles en las azoteas de la ciudad. Además, presentaron una demanda judicial contra el Gobierno, pero perdieron el juicio.