En esta misma línea se expresó el ministro de Exteriores, David Choquehuanca, que dijo en un acto conjunto con Morales que el 21 diciembre ha de marcar “el fin de la coca-cola, y el comienzo del mocochinche [refresco de durazno]".
El Canciller, representante de la etnia aimara al igual que Morales, agregó que ese día "los planetas se alinean después de 26.000 años", pero que este fenómeno no marcará el fin del mundo, sino el "fin del odio y el comienzo del amor".
"Es el fin del capitalismo y el comienzo del comunitarismo", enfatizó Choquehuanca, que recalcó que hoy se vive el tiempo de la oscuridad, el individualismo y división, pero que a partir de esa fecha los indígenas han de proyectar "amor" y protagonizar una "vida armónica" con la naturaleza.
Evo Morales invitó además a los indígenas de varios países y políticos de países que llamó “hermanos” a acompañar a su nación en la magna fecha participando en una serie de actos que se llevarán a cabo en la Isla del Sol, situada en el lago Tititcaca, compartido por Bolivia y Perú.