Al final, los empleados del delfinario y otros entrenadores consiguieron rescatar a Peters quien fue atendido inmediatamente por los médicos. Por suerte, el hombre no recibió heridas graves y pronto pudo volver a trabajar en Sea World.
Tras otro ataque que en el 2010 resultó mortal en el SeaWorld de Orlando, un tribunal local ordenó que durante las actuaciones, los entrenadores del delfinario no deben entrar en contacto con las orcas por razones de seguridad.