Según la publicación presentada por Stuart Bowen, el inspector general especial para la reconstrucción de Irak (SIGIR, por sus siglas en inglés), Bagdad nunca dio una autorización formal para la implementación del Programa de Desarrollo de la Policía, condición obligatoria para lograr un éxito.
Anteriormente, Bowen sostuvo que solo un 12% de los fondos del programa del Departamento de Estado destinados a ese fin se dedica efectivamente a la formación y el desarrollo de las Fuerzas Armadas iraquíes, el resto se pierde entre despilfarro y fraude.
En esta misma línea, Stephanie Sanok, experta del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionaes en Washington que trabajó en Bagdad desde 2009 hasta 2010, comentó que el programa estaba "condenado al fracaso desde el principio". "Este era un programa tan caro, y se gastó mucho tiempo intentando convencer al Gobierno iraquí de colaborar para poder plasmarlo. Pero nunca tuvimos su aceptación", destacó.
No obstante, el Departamento de Estado dijo que de ninguna manera el programa puede ser considerado como un despilfarro de dinero. Es más, el Departamento cree que es necesario que el Gobierno siga invirtiendo dinero en la iniciativa, para la cual se planea dedicar fondos adicionales hacia 2013.
La campaña iraquí acabó para los estadounidenses con unas 4.000 víctimas, tras casi 8 años en la región, mientras que las bajas de civiles se estiman en 60.000. Por su parte, el presidente Barack Obama indicó que esa campaña militar le ha costado al presupuesto de Estados Unidos un billón de dólares.