En el verano, Londres se llena de turistas que desbordan la infraestructura de la capital británica, pero debido a las olimpiadas muchos extranjeros decidieron posponer sus viajes hasta que termine la justa deportiva. Así el verano olímpico que se esperaba fuera muy provechoso por la derrama económica de los turistas ha dejado una ‘ciudad fantasma’.
Alrededor de 100.000 personas han llegado a la ciudad para presenciar las competiciones olímpicas, pero no es nada comparado a los 300.000 turistas que visitaban Londres cada verano. Los viajeros que gastan dinero en compras, teatros, hoteles y museos son una derrama económica importante en la economía británica. Así, ante la caída del flujo de turistas, las ventas de las entradas a los teatros en West End bajarán en un 30 %, estima Nicky Burns, jefe de la red Nimax Theatres. Los precios de los hoteles que solían estar por las nubes en este temporada, este verano bajaron un 20 % debido a la baja demanda en el mercado. Pero los más afectados resultan ser los museos, cuya venta de entradas ha bajado entre un 30-35 % durante las últimas dos semanas, según expertos.
El único sector que sigue ganado dinero son las áreas recreativas, como los parques e instalaciones lúdicas.
Anteriormente ya se habían expresado reticencias por los beneficios de los juegos olímpicos, incluso sobre el excesivo gasto de la ceremonia de inauguración de Londres 2012, que costó 1.5 veces más que lo planeado. En total la organización de los juegos olímpicos ha costado 15.000 millones de dólares.
Los expertos contrastan la escala de la organización de las Olimpiadas de Londres 2012 con la situación económica del país y dudan de su racionalidad económica. Pero el gobierno británico mira con optimismo al futuro y asegura que las instalaciones olímpicas dejarán dinero aún después de los juegos.