El desertor sin rostro de la tele siria: la cara más dura de la desinformación
Ghatan Sleiba. Algunos medios occidentales se sintieron atraídos por este nombre como las abejas a la miel. Sleiba se presentó como ex alto cargo, conductor televisivo y corresponsal de dos cadenas vinculadas con el Gobierno sirio que, según el diario 'Тhe Guardian', se decidió pasarse al bando de los rebeldes.
La cadena BBC no dudó en plantar su cámara ante este testigo para contar cómo no pudo soportar las exigencias de propaganda del régimen y cómo, supuestamente, huyó a Turquía tras haber filtrado datos secretos a los opositores.
Los empleados de la cadena Al Ajbaría, uno de los canales donde Sleiba aseguró haber trabajado, dicen que jamás cruzó su umbral.
“Sus declaraciones acerca de que trabajaba como corresponsal en el canal Al Ajbaría son solo una mentira. Hace un año y medio él envió al canal una prueba, pero no le concedieron empleo”, dice el redactor jefe de la cadena Al Ajbaría, Mustafá Al Alí.
“Él es un personaje mítico que vive en un cuento inventado por sí mismo, en el que se imagina que trabaja en nuestro canal Al Ajbaría. Durante todo el tiempo que trabajé aquí no lo vi, ni siquiera escuché a nadie mencionar su nombre”, recuerda Aridj Farzali, un presentador de la cadena siria.
Tampoco Sleiba parece haber colaborado con Addounia TV, otra de las emisoras que menciona. Esta información fue confirmada por uno de sus ejecutivos en una conversación telefónica con RT.
La divulgación momentánea de esta mítica biografía tiene mucho que ver con el afán de algunos medios por subrayar determinado enfoque a los acontecimientos en Siria.
Así, los blogueros 'pillaron' al periódico austriaco 'Die Kronen Zeitung' usando Photoshop en la cobertura del conflicto armado en el país, convirtiendo la foto original de una pareja con un bebé paseando por la ciudad en una inquietante imagen.
La instantánea iba acompañada por la información de que el Ejército de Assad se dirigía a Alepo con carros combate.
“Estamos ante un proceso de desestabilización en el que las potencias externas y sus aliados internos, llámense bandas armadas, el Ejército Libre Sirio o el Consejo Nacional Sirio, están atacando por todos los frentes posibles”, opina el periodista independiente Fernando Casares.
El experto explica que tales ataques se enmarcan en “un proceso de legitimación mediática a nivel global para actuar al margen de la ONU”.
Los juegos sucios para imponer una visión y, de esta manera, inclinar la balanza de la opinión pública, ya fueron probados en el escenario libio. Así, durante la revuelta contra el coronel Gaddafi, varios canales que emiten en Oriente Medio mostraron un vídeo sobre el asedio de Trípoli por los rebeldes que resultó ser falso.
Incluso los guionistas y los directores en el caso sirio serían los mismos. Recientemente varias agencias de noticias locales aseveraban que en Qatar un equipo que se especializa en decorados para cine erigía supuestos barrios de Damasco y otras ciudades importantes de Siria. El objetivo, según decían, era rodar reportajes falsos sobre el conflicto con ayuda de actores.
En las guerras modernas la información es una arma poderosa. Al igual que en las películas de Hollywood, a veces lo que pasa en la pantalla tiene poco que ver con la vida real. Por eso no sorprende que en el mundo contemporáneo y ante la avalancha de titulares, resulte bastante fácil lograr que lo negro parezca blanco