En el momento del fatal accidente, Carromero estaba al volante del coche siniestrado donde viajaban los dos cubanos, además de un joven político sueco, Jens Aron Modig, que también sobrevivió. Actualmente Carromero, dirigente de Nuevas Generaciones del Partido Popular de España, se encuentra en prisión provisional.
La Fiscalía cubana consideró que hay indicios de que haya incurrido en un delito de homicidio y que fue él la causa directa de la muerte de los dos opositores. Sin embargo, no se le ha imputado aún ningún cargo oficial. Según la legislación cubana, el político español podría permanecer encerrado de uno a seis meses antes de que se le presente una acusación formal.
Mientras tanto, los medios cubanos relacionan a Carromero con el ex presidente del Gobierno español José María Aznar, famoso por mantener una línea dura contra el régimen de La Habana. Jean-Guy Allard, periodista canadiense que reside en la isla, afirma que en el ‘caso Payá’ se notan las huellas de la inteligencia extranjera y destaca el papel del diputado español Pablo Casado Blanco, que instruyó a Carromero para su misión en Cuba.
Según Allard, la misión en la isla de los dos políticos, el español y el sueco, de contactar con la oposición local y apoyarla fue fruto de “una complicidad de los servicios de inteligencia” de España, Suecia y EE.UU. Washington tiene presupuestos gigantescos para financiar cualquier acción de este tipo, acentúa el analista. Indica que existe incluso una página web estadounidense que analiza los fondos entregados por el Departamento de Estado de EE.UU. a la oposición cubana.