Contestando a las preguntas de los periodistas tras haberse reunido con el primer ministro británico, David Cameron, en Londres, Putin precisó que en la actitud de las rockeras quen cantaron una ‘oración punk’ en la catedral moscovita de Cristo Salvador “no había nada bueno”. “Creo que si las chicas estuvieran en Israel, por ejemplo, y hubieran profanado algo allí habrían tenido muy difícil salir del país. Si ellas fueran al Cáucaso (…) y hubieran profanado un lugar sagrado islámico, ni siquiera habríamos tenido tiempo para proporcionarles custodia”, puntualizó.
Al mismo tiempo el mandatario subrayó que las jóvenes no deben ser “juzgadas demasiado severamente”. “Espero que ellas mismas saquen algunas conclusiones [de lo sucedido]. Pero la decisión definitiva la debe tomar la corte”, añadió.
Tres integrantes de la banda Pussy Riot actualmente se encuentran en prisión preventiva por su actuación en la catedral moscovita. El juicio sobre el caso arrancó el 30 de julio. Según los fiscales, su actuación escandalosa les podría costar a las chicas siete años de cárcel.
El pasado 21 de febrero las rockeras irrumpieron en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, se subieron al altar y tras despojarse de algunas prendas de vestir y con los rostros cubiertos con pasamontañas, tocaron con una guitarra eléctrica cantando estrofas como “Madre de Dios, echa a Putin”. Según la Fiscalía, el grupo actuó "de manera extremadamente vulgar para un lugar así" y la canción que interpretaron es "insultante y sacrílega para los ortodoxos".
El caso ha dividido a la sociedad rusa. Hay gente que considera el comportamiento de las chicas como una ofensa y un insulto a todos los parroquianos ortodoxos y exige una pena ejemplar para ellas. Por otra parte, hay quienes opinan que la postura de la justicia hacia las jóvenes es demasiado dura y no corresponde al tipo de delito que cometieron. Muchos artistas e intelectuales rusos participan en una campaña pública que reclama la liberación de las rockeras.