Las restricciones a la venta de Iphones, Ipads y Macbooks no hicieron que estos productos desaparecieran de las calles de Teherán, pero su valor aumentó considerablemente.
“Lo único que han hecho estas sanciones es aumentar los precios. Algo que se combina con la depreciación de nuestra moneda frente al dólar. Debemos cobrar más para garantizarnos la mercadería eludiendo las sanciones. La gente sigue comprando todos estos productos, pese a que son más caros”, asegura Hamid Ridah Nassiri, el dueño de una tienda de electrónica.
Los comerciantes han agregado incluso pequeñas modificaciones a los productos. Incluyeron por ejemplo el persa como idioma predeterminado. De hecho, las cifras indican que, pese a las restricciones de EE.UU., el volumen de importación de las compañías iraníes dedicadas a la tecnología no ha decaído.
“No tenemos dificultades para importar y no hemos sentido el impacto de las sanciones. Pero lo que sí se hace más complicado es tener el respaldo técnico y las actualizaciones, pero nos arreglamos para tener todo a tiempo”, Hamid Sadki, otro dueño de la tienda electrónica.
El embargo a las ventas de crudo ya ha ocasionado que Irán deje de recibir más de 130 millones de dólares diarios, según algunos cálculos. Pero los que sufren también estas restricciones son los ciudadanos de a pie, gente que poco o nada tienen que ver con las decisiones políticas de sus dirigentes.
“Las sanciones de EE.UU. a productos de primera necesidad siempre son, o suelen ser, en muchos casos más retóricas que reales y lo demuestra el hecho de que en Irán tiene el efecto psicológico de generar tensión”, opina el periodista internacional Eloy Pardo.
Pese a que son productos provenientes de un país enfrentado a Irán, y con un precio mucho mayor que sus competidores debido a las sanciones, muchos consumidores persas prefieren los productos estadounidenses.
“Claro, son productos más caros, pero definitivamente los prefiero al resto. Tienen un alto estándar de calidad, buena funcionabilidad y más opciones. Confío en ellos”, dice un iraní.
Consumidores expectantes y dispuestos a dejar millones en ganancias pese a cualquier sanción. Parece que en este caso la ley de la oferta y la demanda practicada en los bazares de Irán, sobrepasa las restricciones de EE.UU.