Este anuncio ha revelado un hecho más que marca la creciente violencia en el país, donde prosiguen los combates entre el Ejército Libre Sirio y las fuerzas del régimen, que se han extendido de Damasco a la capital económica, Alepo.
El Ejército Libre de Siria ha anunciado que mantiene el control sobre el 60% de Alepo, donde en sus últimas acciones lograron apoderarse de dos comisarías, un hospital y el local del partido político del gobierno, aunque intentaron sin éxito tomar el edificio de la televisión estatal. La agencia oficial Sana aseguró que "los terroristas atacaron a civiles y al edificio pero que los soldados lo defendieron".
Por su parte, las tropas del Ejército sirio, respaldadas por tanques y carros blindados, arremetieron con su artillería sobre los insurgentes de Alepo y tras haber aplastado el viernes el último bastión rebelde de en en el distrito Tadamun de la capital Damasco.
El presidente sirio Bashar Al-Assad anunció que la batalla por Alepo es "crucial", ya que puede cambiar el curso del conflicto sirio. Si el Ejército logra imponer su control total en Alepo, lo mismo pasará seguidamente en todas las demás ciudades de importancia.
Si ganan los rebeldes, tendrán la oportunidad de crear una "zona de seguridad" a lo largo de la frontera noroeste con Turquía y así poder controlar el norte de Siria y continuar su lucha contra el régimen.
Estos combates se producen un día después de que la Asamblea General de la ONU aprobara una resolución no vinculante sobre Siria redactada por varios países árabes, cuya crítica va dirigida contra el Gobierno sirio. Moscú no respaldó la nueva resolución sobre Siria por considerarla un "apoyo flagrante" a la oposición armada.