Al llegar a la localidad de Darayya, a doce kilómetros de Damasco, fueron rodeados por un grupo de ciudadanos que exigieron a los observadores abandonaran el pueblo, que está controlado por los grupos armados de la oposición.
“No queremos a la ONU aquí, es nuestra lucha” fue lo que dijeron a los miembros de la misión internacional y luego llamaron a los insurgentes del Ejército Libre Sirio “para que literalmente expulsaran a los observadores y a la prensa”, contó el corresponsal de RT, Armén Zajaryán.
Tras oír ese clamor, los observadores salieron del lugar y se fueron a Damasco.
Asimismo, los miembros de la ONU tuvieron que abandonar la ciudad de Alepo, escenario de violentas batallas entre las tropas gubernamentales y los rebeldes.
Los 20 observadores internacionales fueron trasladados a Damasco, donde se encuentra la sede de la misión de la ONU.
"Se trata de un traslado temporal causado por el deterioro de las condiciones de seguridad", afirmó la representante del Departamento de Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas, Josephine Guerrero.
Por su parte, el gobierno de Assad anunció que controla más del 90% del territorio de la capital siria. Los coches que entran o salen de Damasco tienen que parar en los numerosos puntos de control en las carreteras y mostrar sus documentos.