Mandos estadounidenses encubrieron el horror del hospital afgano de Dawood

Los investigadores revelan nuevos detalles sobre cómo los dirigentes del polémico hospital militar de Dawood en Kabul, bajo control de EE.UU., encubrían las escandalosas negligencias del personal, las espantosas condiciones de vida de los pacientes y la corrupción.
El principal presunto responsable es el coronel William B. Caldwell quien manipuló la verdad para que el escándalo no saliera a la luz antes de las elecciones a la Cámara de Representantes de 2010 en EE.UU.

El caso se remonta a ese mismo año, cuando Caldwell era responsable de un programa de ayuda estadounidense a Afganistán que le costó más de 11.000 millones de dólares a la administración norteamericana. El hospital de Dawood estaba incluido en dicho programa.

Entre las nuevas pruebas de abusos publicadas por el portal BuzzFeed figuran fotografías de medicamentos recibidos por el hospital en 2010, pese a que habían caducado ya en 2009. Además, se publican nuevas imágenes que muestran la desnutrición de los pacientes y errores fatales en los tratamientos aplicados.

Está también siendo investigado el general afgano Ahmed Yaftali, quien supuestamente vendió a Pakistán 4,5 toneladas de medicamentos suministrados por EE.UU. y malversó unos 20 millones de dólares de ayuda financiera al hospital militar. 

El personal del hospital tenía que “buscar buenas noticias para los informes incluso en historias terribles”, según el coronel Schuyler K. Geller. Además, los encargados de las relaciones públicas del hospital difundían imágenes engañosas sobre el avance del sistema sanitario del Ejército afgano. Así por ejemplo, en noviembre de 2010 se creó un informe sobre las prácticas de jóvenes médicos estadounidenses en Dawood. “Los pacientes han recibido afectuosamente a los estudiantes y están gozando de su atención y cuidado”, aseguraba el informe.

 
Una imagen del informe sobre las prácticas de jóvenes médicos en Dawood

En octubre de 2011 el Congreso abrió una investigación, pero también se encontró con obstáculos por parte del Departamento de Estado, que en un principio no presentó toda la información solicitada y trató de impedir que algunos testigos comparecieran ante los investigadores.