Solitaria Navidad: Abuela rusa intenta en vano recuperar a su nieto
En Rusia la abuela de un niño adoptado a una pareja extranjera busca recuperar a su nieto. La adopción se produjo sin permiso de los familiares y con una autorización falsificada de salida del país. Sin embargo, las autoridades rechazan localizar el paradero del niño.
Festividades familiares es algo que esta abuela rusa teme no volver a tener nunca más. En la helada ciudad de Yekaterinburgo, a Marina Galáyeva le toca otra Navidad en solitario.
“No sé nada de mi pequeño Igor. No dejo de averiguar, pero todo es en vano”, Marina.
Al enterarse de la muerte de su hija tres años atrás, Marina decidió recuperar a su nieto que se encontraba en un centro de cuidado desde su nacimiento por razones de salud.
“Acudí a las autoridades para convertirme en su madre adoptiva. Pero me dijeron que ya había sido adoptado. Sentí ira y amargura.¡Y cómo fue posible sin que sus familiares firmaran ningún tipo de papeles de permiso! Entonces, empecé a buscarlo”, cuenta, y añade que logró descubrir que Igor ya no estaba en Rusia porque había sido adoptado por una familia británica. La mujer afirmó que la adopción fue ilegal y con una autorización de salida falsificada. Pero por ahora no ha conseguido demostrar nada en tribunales.
“Tras una larga investigación, la Fiscalía identificó a los oficiales culpables. Pero no se presentaron cargos contra ellos porque la falsificación de documentos supone un castigo menor y el plazo para llevar a la gente al juicio es muy corto”, declaró el abogado de Marina, Serguéi Belyayev, agregando que hay muy poca esperanza de que Igor vuelva a casa.
“En teoría es posible, pero en la práctica las chances son casi nulas. Teniendo en cuenta el hecho de que nuestra legislación prioritiza los intereses del niño adoptado, será muy difícil demostrar que ahora su nieto está peor que antes”, concluyó el abogado.
Sin siquiera poder ponerse en contacto con el niño, Marina coloca sus últimas esperanzas en un organismo ruso que se dedica a supervisar el bienestar de sus ciudadanos en el extranjero, sea cual sea su edad.
Aún queda por ver si el Gobierno satisface la petición de la desesperada abuela.