Especialistas estadounidenses y vietnamitas han empezado a limpiar el aeropuerto de Da Nang, en el centro del país, donde se almacenó la sustancia química durante la guerra. Se planea descontaminar 73.000 metros cúbicos de suelo, proyecto para el que Washington asignó más de 40 millones de dólares.
Este jueves se celebró la ceremonia de arranque del proyecto con la participación del embajador estadounidense David Shear.
“En la guerra como en el amor todo se vale”.
Este viejo refrán se ha utilizado durante décadas para justificar muchas decisiones militares. Pero cuando en la guerra de Vietnam se comenzaron a emplear sustancias químicas novedosas, que luego serían conocidas como 'agente naranja', nadie pensó que en vez de destruir la vegetación donde se escondían los guerrilleros acabarían con la vida de los enemigos, pero también de sus propios soldados y sus hijos.Esta arma química se utilizó fundamentalmente en el sur de Vietnam, casi el 20 % del sur del país fue fumigado con este tóxico y sus víctimas ascienden a casi 5 millones de personas. 400.000 murieron directamente por haber estado expuestas al 'agente naranja'.
Vu Thi Huong tiene 34 años, pero parece una niña. Su destino estaba decidido antes de que naciera. Llegó a este mundo con graves problemas físicos y mentales y hasta ahora sus padres tienen que alimentarla y bañarla.
“Mi hija nació ciega y no sabíamos por qué, hasta que la llevamos al hospital en 1981. Los médicos le hicieron pruebas de sangre y nos dijeron que estaba afectada por el 'agente naranja'. Es muy difícil cuidarla, está totalmente indefensa, depende de nosotros completamente."
Durante toda una década, los aviones estadounidenses dispersaron casi 80 millones de litros de lo que en aquel entonces era un herbicida nuevo y desconocido por todo el territorio de Vietnam.
La operación 'Ranch Hand' no ayudó a ganar la guerra, pero sí cumplió con el objetivo de destruir decenas de millones de hectáreas de campos agrícolas y de exponer a millones de personas a ese veneno mortal.
Crimen impune
Ni el gobierno de EE.UU., ni las compañías que producen este compuesto químico han pagado nunca un solo centavo como indemnización para aquellos cuyas vidas destruyeron, pese a que fueron presentadas varias denuncias.
La única ayuda a los enfermos provino del mismo gobierno vietnamita y de organizaciones como la Cruz Roja, que instalaron los así llamados Pueblos de la Paz. Es allí donde los niños afectados tienen la oportunidad de tener una vida de mejor calidad, obviamente dentro de sus propios límites.
“Podemos tratar a los niños y entretenerlos a la vez. Del gobierno recibimos solo centavos por cada niño, pero claramente necesitamos más para ayudarles”, dice la enfermera Nguyen Thi Lan.
Los menores estudian en las escuelas que se encuentran en los mismos pueblos, juegan con sus compañeros que viven allí y reciben el tratamiento necesario. Pero son muy pocos los que llegarán a ser adultos autosuficientes y completamente independientes.
“Incluso si EE.UU. hubiera pagado una compensación por lo que ha hecho, no hay dinero que pueda devolverle la vida a mi hija. No hay nada que pueda compensar por el dolor sufrido”, señaló Vu Thang Kim, un veterano de la guerra en Vietnam.