“Creemos que Al Qaeda está extendiendo su influencia en Siria”, dijo ante el Senado el director de Inteligencia Nacional de EE.UU. James Clapper, que confirmó que las explosiones que sacuden ciudades sirias desde el pasado diciembre presentan "las señales” propias del estilo de Al Qaeda.
Al mismo tiempo, se informa que la mayor fuerza insurgente, el Ejército Libre de Siria, dispone ya de brigadas armadas enteras que han sido entrenadas por el Grupo de Combate Islámico Libio, un ala de Al Qaeda, según la ONU.
Al Qaeda y Occidente, patrocinadores
Los insurgentes del Ejército Libre de Siria no dejan de pedir cada vez más armas a sus aliados occidentales para derrocar al régimen legítimo de Al Assad.
Sin embargo, y debido a la cautela con la que la administración de Obama trata a los rebeldes en este periodo preelectoral, la oposición armada de Siria empieza a mirar con buenos ojos otras fuentes de recursos.
“No queremos a Al Qaeda aquí, pero si nadie nos ayuda, pactaremos una alianza con ellos”, dice Abu Ammar, un comandante de las tropas rebeldes en la ciudad de Alepo, foco de la batalla clave donde combaten ambas partes enfrentadas del conflicto.
“Puedes apostar que si Al Qaeda llega aquí, le lavarán el cerebro a la gente”, asegura el insurgente a la agencia AFP, añadiendo que “si Al Qaeda entra en Alepo, la ciudad se convertirá en su base dentro de tres meses”.
Mientras tanto, Estados Unidos considera inadmisible tal cooperación entre la oposición y un grupo terrorista que combate en varios rincones del mundo, incluso en Irak, aunque sin resultados aparentes.