El Ejército de EE.UU. 'declara la guerra' al suicidio con un spray nasal

Ante el alarmante aumento de suicidios entre los militares estadounidenses, el Ejército de EE.UU. ha donado tres millones de dólares a un equipo de científicos para que desarrolle un spray nasal que eclipse los pensamientos suicidas.

El doctor Michael Kubek, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana y encargado de la investigación, considera demostrado que la hormona liberadora de tirotropina (TRH) disipa los pensamientos suicidas o depresivos y los trastornos bipolares debido a que tienen un efecto calmante y antidepresivo. Según el científico, esto se sabe desde 1970 pero "el problema ha sido encontrar la manera de conseguir que la TRH llegue al cerebro". La cavidad nasal es -según él- el mejor modo  para lograrlo.

Si el spray funciona no sería solo una solución para los soldados, sino que "potencialmente tendríamos un tipo de fármaco totalmente nuevo", afirma Kubek.

Los científicos tendrán tres años para determinar si el uso de un spray con productos químicos antidepresivos es un método seguro y eficaz para prevenir los suicidios.

La rutina del servicio militar, el estrés del combate y, ocasionalmente, la falta de sueño, hace que las tropas estadounidenses vayan a 'trabajar' bajo el efecto de medicamentos. Y pese a la presencia de miles de psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales en las clínicas y hospitales militares, muchos integrantes del Ejército consideran que recurrir a la ayuda psicológica es un síntoma de debilidad.

La donación para la investigación se produce después que el Ejército perdiera en julio a 38 de sus soldados, supuestamente por suicidio, marcando de este modo todo un récord. En lo que llevamos de 2012 se han suicidado más de 150 militares estadounidenses, según el Ejército.

La tasa de suicidios aumenta entre los militares, pero también es una preocupación creciente entre población civil de EE.UU. El suicidio es la cuarta causa principal de muerte en adultos de edades comprendidas entre 18 y 65 años. Más de 100 estadounidenses deciden quitarse la vida cada día.