Esta suma incluye los gastos del combustible y repuestos para la maquinaria de guerra y la compra de municiones, el costo de los bienes de ciudadanos israelíes dañados y de las infraestructuras en caso de un ataque de respuesta por parte de la República Islámica, la pérdida de una parte de las inversiones extranjeras y la quiebra de algunos de los negocios israelíes. Este cálculo se elaboró extrapolando las pérdidas económicas del país hebreo durante la segunda guerra del Líbano de 2006.
Por su parte, el jefe del Banco Central de Israel, Stanley Fischer, no dio una cifra concreta de posibles pérdidas de la economía nacional en caso de un conflicto armado con Irán, aunque sí que señaló que se están “preparando para una crisis real”.
Mientras tanto, el lunes la cadena de televisión israelí Channel 10 hizo público que el primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, está dispuesto a efectuar un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares de Irán antes de las elecciones presidenciales de EE.UU. Actualmente Israel “está más cerca que nunca de un ataque contra Irán”, apuntó el reportero militar de la cadena Alon Ben-David. El primer ministro del país y el jefe de la defensa israelí, Ehud Barak, son los principales promotores de la idea del ataque preventivo.
Al mismo tiempo, la cadena constató que dentro de los círculos gubernamentales hebreos y de la élite militar existe una seria oposición al posible ataque contra la República Islámica. Así, por ejemplo, el presidente del país, Shimon Peres, está en contra del ataque. Sin embargo, los periodistas señalan que la decisión final al respecto la tomaría en cualquier caso el Gobierno israelí, donde Netanyahu tiene casi un 100% del apoyo.