El jefe adjunto del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD), Thomas Galati, responsable de todas las operaciones de inteligencia en la ciudad, admitió que en los seis años que lleva en ese cargo nunca ha recibido del Departamento de Demografía, creado por la CIA, ningún dato que condujera al inicio de la investigación de un acto terrorista. Añadió que tampoco conoce de casos parecidos en el trabajo de sus predecesores.
Esta unidad secreta, cuya existencia fue descubierta el año pasado por la agencia Associated Press, lleva a cabo un programa de espionaje policial con el fin de reunir bases de datos sobre dónde viven los musulmanes neoyorquinos, dónde trabajan, compran comida y dónde rezan. La Policía se infiltró entre los grupos de estudiantes musulmanes, integró informantes en las mezquitas e incluso controlaba el contenido de los sermones, todo esto con la esperanza de conocer de antemano cualquier plan terrorista.
A principios de junio, un grupo de musulmanes estadounidenses presentó una demanda en el Tribunal de Distrito de Newark exigiendo que la Policía de Nueva York pusiera fin al seguimiento a ciudadanos que profesan el Islam. La existencia de una unidad policial que vigila a la gente debido a su origen étnico y religioso, provocó fuertes críticas de parte de grupos de derechos humanos que la vieron como un signo de discriminación.