Conforme a los datos preliminares de la investigación, un hombre de 53 años, identificado como Jeffrey Johnson, accedió al lugar con la intención de matar a uno de sus ex compañeros de trabajo que, según otras fuentes, era su antiguo jefe. Luego de haber perpetrado el asesinato en una de las oficinas, enseguida guardó su pistola semiautomática calibre 45 en una bolsa.
Salió andando por la calle 33, pero pronto le alcanzaron varios agentes, alertados por un trabajador de la construcción. En este momento sacó de nuevo el arma y abrió fuego indiscriminadamente. Hirió a varios transeúntes, pero recibió un disparo letal a manos de un policía entre la Calle 34 y la Quinta Avenida.
“Es una terrible tragedia y no hay duda de que podría haber sido peor”, afirmó el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, en un comentario ofrecido a los periodistas respecto a lo ocurrido. En su opinión, “es la urbe más segura del país, pero no inmune al problema nacional de violencia con las armas de fuego”.
Este nuevo incidente ha vuelto a reabrir el debate sobre las armas en Estados Unidos, donde todavía está fresco el recuerdo de las dos matanzas ocurridas en julio y agosto, la primera en la sala de cine de las afueras de Denver que dejó 12 muertos y la más reciente en un templo de la comunidad sij en Wisconsin, en la que perdieron la vida seis personas.