El nuevo sistema, que recibió el nombre Kepler-47, está situado a 5.000 años luz en la constelación del Cisne. Una de las estrellas orbita alrededor de la otra en un período de siete días y medio. Por sus tamaños una de ellas parece al Sol, mientras que la otra es tres veces más pequeña y 175 veces más ‘pálida’.
El planeta interior, Kepler-47b, tarda unos 49 días en orbitar alrededor de la ‘pareja ’ de estrellas. Es el planeta interior que se considera el menor de los conocidos entre los que forman parte de los sistemas circumbinarios: su diámetro es solo tres veces más grande que el de la Tierra. El planeta exterior, Kepler-47c, es un poco más grande que Urano y tarda 303 días en girar alrededor de sus dos ‘soles’.
Los científicos subrayan que el Kepler-47c se encuentra en la llamada ‘zona habitable; es decir, a una distancia de las estrellas que les permite contar con condiciones similares a las de la Tierra y por lo tanto pueden tener agua en su superficie. En caso del sistema Kepler-47, los científicos suponen que el planeta exterior es probablemente un gigante de gas y no puede acoger vida en su superficie, pero el hecho de su descubrimiento muestra que los planetas circumbinarios pueden existir en las zona habitables.
El descubrimiento de Kepler-47 se suma a los cuatro sistemas circumbinarios (los Kepler-16, 34, 35, 38) hallados con anterioridad. Sin embargo, este es el primero que cuenta con más de un planeta.