Estados Unidos no solo adiestra a “activistas de derechos humanos” sirios, sino también entrena a nuevas autoridades para trabajar en regiones conquistadas por la oposición, informó la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.
"Acabamos de desarrollar un programa de entrenamiento para funcionarios de administraciones civiles que trabajan en regiones de Siria que han sido liberadas del régimen”, dijo Nuland y precisó que se trata de estudios de temas necesarios para la “administración civil”, durante el restablecimiento de la vida normal en las ciudades.
La vocera de la Casa Blanca también había confirmado que estaban "enseñando a los medios a contrarrestar las engañosas tecnologías gubernamentales, a tratar los asuntos de derecho, ley y responsabilidad y a trabajar con los delitos cometidos durante el conflicto”. Asimismo se ha admitido que existen programas especiales para “estudiantes activistas que exhortan a sostener protestas pacíficas en las universidades”.
Sin embargo, las protestas en Siria fueron adquiriendo un carácter violento. Los insurrectos del Ejército Libre de Siria (ELS) fundaron los llamados "tribunales revolucionarios", los cuales no tardaron en condenar a muerte a funcionarios leales al Gobierno de Al Assad y también a los “infieles”. Las ejecuciones, varios de ellas de tipo medieval, como los degollamientos, se efectúan en público.
Otro tipo de ayuda son suministros abiertos de armas por parte de EE.UU. y otros Estados de la OTAN, como por ejemplo Francia. Según las autoridades estadounidenses, se trata del suministro de los llamados “medios no letales” (a juicio de diplomáticos de EE.UU. y Francia los equipos de comunicación no son material bélico). Por otra parte, el diario The Mirror, remitiéndose a fuentes anónimas, informó que la CIA suministró al ELS 14 sistemas portátiles tierra-aire Stinger.
“Tenemos muchas dificultades. La primera es la injerencia externa en nuestros asuntos que impide la solución del problema por los mismos sirios”, dijo el vice primer ministro sirio, Qadri Jamil, durante su entrevista con el canciller ruso, Serguei Lavrov, la semana pasada.