La entidad denominada Instituto Coriell vendió muestras genéticas de la tribu waorani a la escuela de medicina de la Universidad de Harvard.
Con el pretexto de examinar la salud de la gente, los estadounidenses extrajeron sangre de los indígenas de la tribu a principios de los años noventa. Hay unas 3.000 personas afectadas por el negocio ilícito.
Los indígenas afirman que entienden el valor de su material genético ya que son resistentes a muchas enfermedades, pero sostienen que venderlo sin su autorización “rompe cualquier ética”, según Correa.
"En coordinación con los hermanos waorani estamos estudiando los mejores mecanismos para llevar esto ante los tribunales internacionales", dijo el presidente ecuatoriano en su informe semanal de labores, asegurando: "No permitiremos que esto quede en la impunidad".