Entonces cerca de 1.200 personas, entre alumnos, profesores y padres fueron tomados como rehenes.
Encañonados, permanecieron hacinados en el gimnasio del colegio, cargado de explosivos, durante 51 horas y 50 minutos, antes de ser liberados por las fuerzas de seguridad rusas.
Al lugar de la tragedia llegaron los familiares de las víctimas y quienes participaron en la operación de rescate. Los jóvenes estudiantes depositaron flores frente al monumento que recuerda este terrible drama nacional, mientras que las autoridades del país han reforzado fuertemente las medidas de seguridad ante el inicio de las clases.
En Moscú y en esa ciudad noroseta 334 globos blancos, el número de muertos aquel día en Beslán, ascendieron al cielo como un grito para que esta masacre no olvide jamás.